LA UTOPÍA EXISTE, PERO NO ES PARA TODOS

Por: Zaira Rosas
En 1516 fue publicada una de las obras más notables a lo largo de los tiempos: La Utopía, escrita por Tomás Moro, ahí se describía una sociedad ideal, donde no existe el hambre, hay equidad, seguridad y sus habitantes viven en total plenitud, este escenario parece irreal para muchos, de ahí que la palabra Utopía ahora se utilice como descripción de algo que se anhela, pero resulta inalcanzable.
Actualmente con vuelos al espacio de tan solo 11 minutos, ciudades altamente tecnológicas y monedas digitales que pocos entendemos, resulta verosímil pensar en un mundo altamente coordinado, con una extrema vigilancia que mantenga el orden, donde el límite de recursos no sea una preocupación, sin embargo, en contraste tendríamos un alto grado de desigualdad pues el progreso surge a costa de dejar atrás a otra parte.
El viaje espacial de Blue Origin, pone en la mira no solo a sus tripulantes mujeres, entre quienes destacan figuras femeninas con diferentes historias, entre ellas las más mediáticas, Lauren Sánchez, prometida de Jeff Bezos y Katy Perry. Este viaje nos invita a reflexionar en dos vertientes, primero el avance tecnológico y la necesidad de conquistar nuevos territorios por si la tierra fuese insuficiente y segundo ¿cuál es el verdadero impacto de estos supuestos avances?.
Katy Perry ha sido la figura más señalada, principalmente por su papel mediático al ser una de las estrellas más reconocidas a nivel internacional, hay quienes hablan de la importancia de fomentar vocaciones STEM entre las niñas, pues existe poca representación femenina en estas carreras, pero poco se menciona de esta inequidad desde mucho atrás, existe poco deseo de participar en estas carreras porque la desigualdad de género es latente y las oportunidades no se presentan por igual para niños y niños, así como tampoco llega la justicia cuando esto es necesario.
Detrás de las figuras llenas de glamour también hay historias como la de Amanda Nguyen, quien es considerada activista contra la violencia sexual pues ha narrado en viva voz que muchas mujeres frenan su proceso de estudio precisamente por la violencia que viven en las aulas sin que esta sea frenada. Si bien también tuvo declaraciones respecto a cómo quería lucir en el espacio y sus deseos de arreglo y vestimenta no están peleados con su labor social, estas frases también emitidas por el resto de tripulantes son las que han banalizado su viaje al espacio.
Las críticas más fuertes giran alrededor del gasto que implicó la misión, su popularidad en medio de múltiples conflictos armados que dejan a miles de personas sin recursos, el impacto ambiental y la falta de empatía ante quienes en este planeta están perdiendo su hogar y si bien ambas perspectivas son correctas pues también es cierto que esta misión deja múltiples datos biométricos que
servirán para el desarrollo de la ciencia, no podemos negar que prioriza un desarrollo que sin duda no será para todos, al menos no en el futuro cercano.
Cuando vemos el incremento de la tecnología en nuestros días no estamos otorgando facilidad a nuestras vidas, al menos no de manera equitativa para todas las comunidades, sino que estamos implementando nuevas formas de segregación que permiten el alcance de desarrollo para quienes pueden pagarlo, no es casualidad que el surgimiento de internet en nuestro país comenzara en una de las instituciones privadas más reconocidas.
La creación de prótesis, los inventos que prometen un mayor cuidado de nuestros recursos naturales, son posibles, siempre y cuando existan los recursos económicos y el financiamiento para los mismos, lo que nuevamente nos lleva a pensar ¿en manos de quién está realmente el futuro? Quizás los viajes y la colonización del espacio sean posibles muy pronto, pero sin duda no serán una posibilidad para todos. ¿lo mismo pasará ante una catástrofe ambiental inminente? ¿Se harían realidad escenarios donde solo sobrevive quien puede, por ejemplo, los multimillonarios que han construido espacios aptos para cualquier catástrofe? De ser así nos toca ser más conscientes de nuestras acciones en el presente y considerar el impacto que con nuestro consumo estamos dejando al mundo que habitamos hoy.