QUIENES EJERCEN EL PODER LO ACOMPAÑAN DE CORRUPCIÓN E IMPUNIDAD: IGLESIA CATÓLICA
- Quienes lo alcanzan terminan sirviéndose de él en beneficio propio y se olvidan de los demás, predominando el egoísmo, violencia y sed de ganancia.
Irineo Pérez Melo.- La Iglesia Católica lamentó que el abuso de poder es una cosa cotidiana que no se ha podido erradicar. Esta forma de ejercerlo va acompañada de corrupción e impunidad y quienes lo alcanzan terminan sirviéndose de él en beneficio propio y se olvidan de los demás.
Lo anterior se desprende del comunicado dominical emitido por la Oficina de Comunicación Social de la Arquidiócesis de Xalapa, se destaca que vivimos ciertamente en un mundo donde predominan muchas formas de egoísmo, de violencia, sed de ganancia, búsqueda de éxito y de poder.
“Lamentablemente, muchas veces quienes alcanzan el poder terminan sirviéndose de él en beneficio propio y se olvidan de los demás; renuncian a valores éticos y corrompen sus conciencias, aunque lo que hagan sea irracional, antinatural y atente contra el bien común”, refiere el documento.
Lamentablemente, se indica, el abuso del poder es una cosa cotidiana que no se ha podido erradicar. Esta forma de ejercerlo va acompañada de corrupción e impunidad.
Los que creemos en Dios estamos llamados a construir su reino a través de la verdad, de la justicia, el amor, y la Paz. Esta es una tarea sublime que requiere empeño, entusiasmo, dedicación y espíritu de sacrificio, unidos a Cristo y a sus enseñanzas se puede alcanzar.
De ahí que debamos tomar conciencia todos los días de que nuestro soberano es Cristo y luchar diariamente por consagrarnos y renovar con la ayuda de su gracia, nuestra adhesión a él, se añade.
En el comunicado se da a conocer que la Iglesia Católica celebra el último domingo del año litúrgico la fiesta de Cristo como Rey del Universo, porque él es el hijo de Dios, él es la imagen visible de Dios invisible, todo fue creado por él, todo subsiste por medio de él y por su medio, Dios ha reconciliado consigo a todos. Él es la cabeza de la Iglesia, nosotros somos su cuerpo. Por estas razones todos los bautizados lo reconocemos como el Rey del Universo.
“Todos los que hemos sido bautizados y que formamos la Iglesia, hemos recibido la gracia de participar en la realeza de Cristo; hemos sido rescatados del pecado para participar en la dignidad de hijos de Dios, y desde el bautismo hemos empezado a participar del reino de Cristo”, se añade.
A partir del día de nuestro bautismo, se indica por último, Cristo se convirtió en nuestro rey y Señor. Ciertamente esta soberanía de Cristo sobre nuestra vida disminuye, cuando el egoísmo se apodera de nosotros y nos domina con el pecado. Cuando sucede esto, Cristo deja de ser el Señor de nuestro corazón, de nuestra vida y de nuestros pensamientos o sentimientos.